«Hace algún tiempo, visitando a mi prima, su pareja y su bebe, me quedé observándolas sin apenas darme cuenta, y vi una escena muy entrañable. Eran una familia bonita, no tenían los ingredientes de una familia convencional, y sin embargo delante de mi había dos personas que se querían y adoraban a su hijo. Entonces sentí la necesidad de contárselo al mundo, de cómo los ingredientes no es lo más importante, sino el respeto y el cariño. Y ahora estoy aquí, tres años después, con un montón de fotos bajo el brazo, de familias bonitas. Familias que no tienen todos los ingredientes, pero que me han trasmitido ese calor de hogar, esa sensación de harmonía, muchas veces ausente en otras familias.
En este tiempo he tenido el privilegio de poder entrar en su casa y en su hogar, he vivido momentos, comidas y charlas entrañables. He visto respeto, admiración, ternura y me han hecho partícipes de ella.
Mi única intención con este trabajo es contarlo como yo lo viví y conseguir trasmitirlo»